¡Qué triste que es la vida del poeta!
¡Qué triste que es la vida del poeta!
Porque no puede ver el horizonte
sin que su corazón se le remonte
a aquel pasado gris que le atormenta.
No puede oír el canto de las aves
que vienen a posarse en frente suyo,
pues abajo se va todo su orgullo
y vuelve a componer palabras suaves.
No puede ni tocar alguna flor
porque al instante entra en fuerte trance,
para escapar del cual no tiene chance
y vuelve a recodar su gran amor.
Y contemplando el brillo de una estrella
su mano temblorosa escribe un poema
que tiene el principal y único tema
de aquel amor que aún siente por ella.
¡Qué triste que es la vida del poeta!
Sus versos han gustado a todo el mundo
menos a quien él dedicó un amor profundo
y guarda su tristeza muy secreta.
La gente se sorprende cuando lee
o escucha recitar su amargo canto.
Parece que ya mismo cede al llanto,
sospecha que hay dolor pero no cree.
¿Qué extraña fuerza es la que lo lleva
a hacer de pronto una y otra rima
si sabe que eso lo lastima
y logra que su alma se conmueva?
Y aunque no hacer más versos es su meta,
muy dentro siente algo que le quema
y cada día escribe un nuevo poema.
¡Qué triste que es la vida del poeta!
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