sábado, 29 de marzo de 2008

¡Qué triste que es la vida del poeta!



¡Qué triste que es la vida del poeta!

¡Qué triste que es la vida del poeta!
Porque no puede ver el horizonte
sin que su corazón se le remonte
a aquel pasado gris que le atormenta.

No puede oír el canto de las aves
que vienen a posarse en frente suyo,
pues abajo se va todo su orgullo
y vuelve a componer palabras suaves.

No puede ni tocar alguna flor
porque al instante entra en fuerte trance,
para escapar del cual no tiene chance
y vuelve a recodar su gran amor.

Y contemplando el brillo de una estrella
su mano temblorosa escribe un poema
que tiene el principal y único tema
de aquel amor que aún siente por ella.

¡Qué triste que es la vida del poeta!
Sus versos han gustado a todo el mundo
menos a quien él dedicó un amor profundo
y guarda su tristeza muy secreta.

La gente se sorprende cuando lee
o escucha recitar su amargo canto.
Parece que ya mismo cede al llanto,
sospecha que hay dolor pero no cree.

¿Qué extraña fuerza es la que lo lleva
a hacer de pronto una y otra rima
si sabe que eso lo lastima
y logra que su alma se conmueva?

Y aunque no hacer más versos es su meta,
muy dentro siente algo que le quema
y cada día escribe un nuevo poema.
¡Qué triste que es la vida del poeta!

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