No es adiós
el que te hayas marchado
sin dejar el recado
que no vas a volver.
No es adiós
el que te hayas llevado
solamente un puñado
de lo que es menester.
No es adiós
tu manera de proceder
y esperanza me haces tener
de que puedas retroceder.
No es adiós
el que te hayas perdido
y no prestes oído
a mi reclamación.
No es adiós
el que juegues conmigo
al ratón escondido
sin consideración.
No es adiós
y tú tienes que comprender
que, como ya eres una mujer,
cara a cara has de responder.
No es adiós,
pero tienes la solución,
porque sabes en donde estoy
y de aquí no me voy a mover.
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