Desde la bahía
levaste tus anclas al atardecer,
izaste tus velas y a la mar tus ansias
se hicieron jurando que ibas a volver.
Te miré en silencio desde la bahía,
mientras el ocaso empezaba a ceder
paso a más la larga, negra, triste y fría
noche que mi vida llegaría a tener.
Cuando en lontananza sientas la nostalgia
de volver al puerto que te vio zarpar,
sin temor ni dudas recoge tus jarcias
y tu rumbo presto empieza a virar
Que mi faro hiere con su luz las brumas
brindándote guía para recalar
y así cuando arribes en forma segura
a mi lado puedas de nuevo atracar.
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