¡Adiós al sueño de la fortuna!
que tan lejana como la luna
pero tan clara como su luz,
pasa de frente cual autobús
en pleno centro a eso de la una.
¡Adiós al sueño de la fortuna!
No dejas nada, si acaso, alguna
tristeza amarga como emoción
al que te ansiaba con afición
y no le fuiste tan oportuna.
¡Adiós al sueño de la fortuna!
que es espinosa como una tuna
pero tan dulce en el corazón
que le resulta gran bendición
a todo aquel que la desayuna.
¡Adiós al sueño de la fortuna!
que es tan helada como la puna
que está enclavada entre cordilleras.
¡Hay si tan solo de mí supieras
que te he anhelado desde mi cuna!
Es una gota en grande laguna
y en el desierto como una duna.
Por eso hallarla nunca consigo
y en vista de ello ahora le digo:
¡Adiós al sueño de la fortuna!
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